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¿Entonces? ¿Nos toca callarnos?

 

(Respuesta a José Luis Hernández Ayala sobre la editorial “¿Golpe sin golpe?”)

Saludamos que en un momento tan confuso y difícil en la vida de México y del mundo, nuestra reflexión haya despertado el debate y la necesidad de abrir un espacio de diálogo político creativo.

Aclaramos que el artículo al cual hace referencia Hernández Ayala es una elaboración colectiva de un espacio editorial llamado Incendiar el Océano, del cual Magdiel Sánchez Quiroz forma parte. Por supuesto que los artículos publicados por IO expresan la coincidencia y los consensos políticos de sus integrantes. Su versión original se encuentra en el sitio del colectivo [1], y fue replicado por Rebelión [2] y Contra Hegemonía [3], respetando la autoría colectiva. En Viento Sus se difundió bajo la autoría de Magdiel (haremos la aclaración pertinente a ese reconocido portal). La aclaración no es menor, puesto que desde IO nos pronunciamos, precisamente, por la llamada “batalla de ideas”, y por el pensamiento y la práctica colectiva, plural, política y popular.

José Luis Hernández Ayala (JLHA) califica de autista, a quien considera el autor de nuestra editorial, -término de por sí problemático por la implicancia social que tiene el uso peyorativo y discriminatorio de una condición psicológica aguda-, de mentiroso y de no estar escrito por personas “que vivan en este país” (México). Todas adjetivaciones que evidentemente carecen del “debido rigor y seriedad” y que para JLHA alcanzan para clausurar nuestro desarrollo reflexivo. Una vez más: colectivo y militante.

Agradecemos que haya hecho su propia recopilación de declaraciones de empresarios, políticos y militares que, según el autor, son prueba suficiente del evidente “clima golpista”, aunque -de manera contradictoria e incoherente con el desarrollo del escrito- desde un principio aclara que “tampoco vemos en lo inmediato la posibilidad de un golpe de estado en México”. ¿Entonces? ¿En qué quedamos?

JLHA no logra comprender que la tesis que sostenemos no es la “inexistencia de fuerzas golpistas en México”, sino, más bien, que los principales actores políticos con poder efectivo para dar un golpe de Estado [4] son los principales beneficiarios de la política del actual Jefe del Ejecutivo Federal, y que, por ahora, la alerta de un posible golpe tiene dos usos políticos distintos. Del lado del presidente se usa para anatemizar cualquier crítica u oposición y justificar todo acto de gobierno no sólo como los únicos posibles, sino los únicos deseables, mientras que, por el lado de la derecha y ultraderecha, funcionan para “generar un liderazgo” que hasta ahora no consolidaron, capaz de competir en la política del día a día y en las elecciones futuras contra la posición de AMLO y su partido. Todo esto, enunciado en nuestro escrito, pretende poner en el centro un análisis estructural de las fuerzas en disputa, más allá de deseos oscuros o declaraciones encendidas de los sectores más recalcitrantes de nuestra sociedad. En un país tan golpeado por la violencia capitalista, patriarcal e imperialista, siempre pueden ocurrir escenarios aún peores, y así lo señalamos: “Sin duda hay sectores de la ultraderecha que siempre anhelan algo peor y que serían felices con un gobierno de corte militar o fascista. Sin desdeñar su peligro, esas posturas no tienen fuerza para motivar una alianza estratégica con la oligarquía, ni con las Fuerzas Armadas ni con la Casa Blanca.”

 

La realidad en México, lamentablemente, dista mucho de la imagen idílica de las conferencias matutinas del actual Presidente. Y el neoliberalismo sigue operando en México más allá de que AMLO y su Cuarta transformación hayan decretado su fin. El texto va en la línea de visibilizar que este gobierno -con ciertos tintes progresistas, con base en programas sociales clientelistas y apoyado en los poderes fácticos del país- no rompe con la lógica de saqueo, desnacionalización, privatizaciones, entrega de recursos, subordinación a Estados Unidos y militarización que heredó, y que ha decidido refrendar en plena pandemia. Y de este modo, contrariando la expectativa popular que posibilitó su triunfo, es él quien está cediendo a que los grandes poderes avancen en sus intereses.

Nuestra tesis deja algo claro: “¡El fantasma del golpe sirve para dividir a la izquierda, condenar toda crítica y hasta para aplicar medidas anti populares y de tipo dictatorial, como la del Ejército haciendo labores policiacas, so pretexto -una vez más!  – de que si no cede a los poderes de facto estos darán un Golpe de Estado. Pero fundamentalmente, la idea del golpe sirve para justificar todo acto de gobierno no sólo como los únicos posibles, sino los únicos deseables.” Pero entonces, compañero JHLA: ¿Qué nos toca hacer a quienes militamos en la izquierda? ¿Qué significa eso de construir una alternativa propia, anticapitalista y feminista si no lo hacemos desde la crítica, incluso, con mayor justificación si se trata de un gobierno que afirma escuchar y estar al servicio de los sectores populares? ¿Acaso no hemos aprendido nada de la experiencia de América del Sur y sus llamados “gobiernos progresistas”? Silenciarnos, acomodarnos, burocratizarnos, no denunciar por temor “a algo peor” no es el camino. Tampoco aceptar las alianzas que pueden acelerar salidas por la derecha: Macri, Temer, Bolsonaro, Lenin Moreno son ejemplos de todo esto.

JHLA señala nuestra falta de rigurosidad y, sin embargo, desliza ideas vagas como que AMLO “está abriendo importantes cauces democráticos”. Y ahí lo deja. En ninguna parte de nuestro análisis hacemos apreciaciones tan simples sobre problemas tan complejos como reducir el actual gobierno (tampoco hablamos de régimen, esas son palabras suyas) a que sea “igual al PRI y al PAN” (sic). Lo que sí hacemos es avanzar a través del pensamiento crítico y la práctica coherente en poner en contraste los discursos y las acciones que, desde el poder, ponen en cuestión aquello de los “cauces democráticos”. ¿Cómo referir esos supuestos causes y negar o silenciar el reciente decreto por el cual se otorgan poderes de seguridad publica al Ejército? El mismo Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional han denunciado el incremento del acoso militar en territorio rebelde. ¿Cómo no hablar de las decenas de defensorxs del territorio asesinadxs en esta administración, incluido el crimen de Samir Flores a unos cuantos días de que se impusiera la Termoeléctrica de Huexca con una “democrática consulta”? ¿Cómo callarnos y “contar hasta 10” cuando es evidente -y ha sido demostrado por decenas de colectivas populares contra las violencias machistas- la violencia de género va en aumento y los feminicidios se multiplican día a día? ¿Acaso denunciarlo no es abrir el mayor de los verdaderos cauces democráticos? Tal vez entonces deberíamos revisar qué entendemos por democracia o “cauces democráticos”.

¿Vamos a apelar -cubriendo al Estado de su obligación de velar por nuestra integridad- a que todos los problemas son rémoras del pasado? Más que ingenuo es ignorante quien intente disociar la relación de todos estos fenómenos con las dinámicas económicas que requieren de toda esta violencia para reproducirse. Y algunos de estos temas hemos querido explicar en nuestro análisis. Nuevamente: crítico, estructural, colectivo y militante. Aferrarse a defender acríticamente a un gobernante puede terminar en una trampa: creerse todo lo que el defendido dice de sí mismo, incluso cuando eso vaya en contra de la reconocida necesidad de que la clase obrera construya “una alternativa propia anticapitalista, ecosocialista y feminista”. Y por supuesto, reconocemos la responsabilidad que tenemos los movimientos de cuestionar en este momento histórico para que la balanza no se incline -como suele suceder- hacia los oscuros intereses de los pocos de siempre.

Sin embargo, estamos convencidxs de que nuestra responsabilidad (por lo menos desde el Colectivo Editorial IO -incluido el mencionado compañero Magdiel-) para que esto no ocurra será la de seguir denunciando la avanzada de la derecha -fuera y dentro del mismo gobierno- y seguir oponiéndonos a proyectos que atentan contra los intereses comunes, como son el Proyecto Integral Morelos, el Tren Maya, el Corredor Transístmico, al aumento exponencial de la violencia, las desapariciones forzadas, la persecución a luchadorxs sociales y comunicadorxs, la falta de una estrategia de seguridad y todas las medidas que vayan en contra del pueblo, de los pueblos de México.

 

[1] http://incendiareloceano.org/2020/05/15/golpe-sin-golpe/

[2] https://rebelion.org/golpe-sin-golpe/

[3] https://contrahegemoniaweb.com.ar/2020/05/21/golpe-sin-golpe/

[4] La oligarquía y no un empresario y un político empresario. Las Fuerzas armadas y no algunos militares. Las principales trasnacionales, incluso las del negocio de las televisoras y no sólo un periodista. El gobierno de Estados Unidos. Los señores de la economía criminal,

 

 

 

1 comentario en «¿Entonces? ¿Nos toca callarnos?»

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