Sust. fem: Instrumento de navegación que se usa a bordo para determinar el rumbo. Así lo definen quienes están a cargo de determinar los significados de las palabras, ocultando en general su sentido histórico. También la brújula puede cargar con la responsabilidad de ser la que permitió la extensión de los mercados, la conquista y la colonización. Lo cierto es que ella se volvió necesaria a medida que el espacio y los horizontes humanos se ensanchaban ante la búsqueda de tesoros, tierras prometidas y mundos impensados. Las brújulas no son dispositivos que resuelven el laberinto de nuestros destinos, sólo nos ayudan a ubicarnos en el contexto. Nos dicen el punto sobre el que estamos parados. Son un instrumento referencial para emprender el caminar. Por eso, brújulas es el nombre de esta sección. Serán nuestras rosas de los vientos hechas de textos, materiales y autores. Sólo eso. Una herramienta que contribuye a guiarnos en los horizontes de los caminos por andar.
Entre el 700 y el 600 Antes de Cristo (o sea hace unos 2700 años) un poeta griego -una especie de comunicador social y político de nuestra época- llamado Hesíodo escribió, entre otros poemas, Los Trabajos y Los Días. Algo así como un tratado social en el que se explica por qué el trabajo sería -aparentemente- la única salida a la pobreza y al hambre de los seres mortales; destino muy diferente a la vida que ostentaban las y los dioses del Olimpo. Hay quienes afirman que había una crisis agraria en curso y por tanto, la necesidad de colonizar nuevas tierras para su cultivo: esto explicaría por qué se hacía urgente recopilar, repensar y volver a escribir ciertos mitos sobre el origen del mundo. Y las preguntas suelen ser las mismas para todas las civilizaciones ¿Qué es el bien y qué es el mal? ¿Por qué unos trabajan y otros no? ¿Por qué hay injusticias en un mundo creado por la divinidad? ¿Quién se equivocó? Siempre hay que encontrar a un culpable, y ese no puede ser nunca El Creador. Y por suerte, ahí es donde aparece la mujer. El Mito de Pandora: uno de los principales del compendio…
Instantes de peligro El tiempo es inclemente. Por su lentitud y pesadez o por su veloz agilidad resulta apabullante frente a nuestras fuerzas. Con una cierta presencia contradictoriamente eterna nos engulle y aprisiona en sus caprichos. Mas el tiempo como instante, a la manera de un relámpago en la densa oscuridad de la media noche, ilumina fugazmente la inmensidad. Su brillo, su fuerza y contraste nos despiertan los temores más antiguos, primitivos y originales en la lucha de lo humano por ser tal, y así mismo, nos permiten situarnos frente al caos. Instante es aquello en lo que estamos. Significa estar de pie. Una toma de posición en el presente. La voluntad de enfrentar la inmensidad con todas nuestras fuerzas, sabiendo que en el tiempo del ahora está en juego todo. Representa el riesgo vivo de entregarnos, una vez más, a la clase dominante, pero también la posibilidad de convertir el jamás en el hoy mismo. En el instante también late la oportunidad revolucionaria. De esto trata la columna.
Quiero agradecer a mis Hermanos mexicanos por la oportunidad de escribir sobre nuestras angustias, dilemas y anhelos de esperanza. Es difícil saber por donde comenzar, desarrollar y concluir un texto que refleja mi país. En nuestras conversaciones siempre me viene a la mente que debía retomar las ideas de nuestros pensadores populares de quienes pensaron el Brasil más allá de una sociedad de consumo y explotación. El nombre de esta colúmna, “Baravento”, está inspirada en la película homónima dirigida por Glauber Rocha. Barravento quiere decir cambio, transición, imprevisto, revolución. “En el mar es el cambio del tiempo; en la tierra, el cambio del viento. En la samba de rueda es el intercambio del verso; en la capoeira el defensor que contra-ataca.”