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Rosa Luxemburgo, a 100 años de su muerte

La única ambición grande y pura de esta mujer sin par, la obra de toda su vida, fue la de preparar la revolución que había de dejar el paso franco al socialismo

Rosa puso al servicio del socialismo todo lo que era, todo lo que valía, su persona y su vida. La ofrenda de su vida, a la idea, no la hizo tan sólo el día de su muerte…Por esto podía legítimamente exigir también de los demás que lo entregaran todo, su vida incluso, en aras del socialismo. Rosa Luxemburgo simboliza la espada y la llama de la revolución, y su nombre quedará grabado en los siglos como el de una de las más grandiosas e insignes figuras del socialismo internacional.”

Clara Zetkin

Rosa nació en Polonia el 5 de marzo de 1871, el mismo año de la Comuna de París, y murió asesinada en Alemania a los 47 años, en enero de 1919. Su vida estuvo marcada por el amor a la humanidad, por la necesidad de acabar con el sufrimiento de los pobres y oprimidos. Este gran amor a la humanidad la llevó a asumir la vida como una constante lucha por construir el socialismo en la Europa de principios del siglo XX, en un momento marcado por la gran revolución Rusa de 1905 y después por el intento de los bolcheviques de construir el socialismo en 1917, pero al mismo tiempo por la feroz matanza provocada por la guerra imperialista llamada primer Guerra mundial.

En la Alemania de principios de siglo se vivía un ambiente de pre revolución pero también de feroz reacción, en noviembre de 1918, los marineros de la flota alemana estacionada en Kiel se amotinan, iniciando la Revolución alemana. El movimiento se expande y provoca la caída del Kaiser. El 9 de noviembre se proclama la República: el socialdemócrata moderado Scheidemmann anuncia la República burguesa, mientras Karl Liebcknecht, dirigente de la Liga Espartaco junto con Rosa Luxemburgo, llama a establecer la República alemana socialista de los trabajadores. Se forman consejos de obreros y soldados en todas las ciudades y se libera a los presos políticos. Rosa Luxemburgo, que llevaba meses en la cárcel es puesta en libertad y ese mismo día tomará la dirección del periódico espartaquista Die Rote Fahne (Bandera Roja).

La revolución está en sus inicios, pero la dirigencia obrera es inmadura y carece de fuerza en el interior del país, por lo que los socialdemócratas moderados logran ponerse al frente de los consejos obreros para desarmarlos desde adentro. El gobierno queda en manos de la socialdemocracia cuyo objetivo es evitar el avance de la revolución, y establece un pacto con el Estado mayor militar y los Freikorps (bandas paramilitares organizadas por capitanes y soldados desmovilizados del ejército del Kaiser). La orden es liquidar sin miramientos el alzamiento de los obreros y descabezar las organizaciones revolucionarias. Hacia fines de diciembre, Rosa y demás dirigentes espartaquistas son ferozmente perseguidos, y pasan a la clandestinidad. En estas condiciones, los militantes de la Liga Espartaco, junto a otros grupos revolucionarios fundan el Partido Comunista Alemán, es el 31 de diciembre de 1918.

En los primeros días de enero, los revolucionarios de Berlín se enfrentan masivamente a las tropas gubernamentales. Se ocupan edificios públicos y las sedes de varios periódicos, como el Vorwärts (el principal periódico socialdemócrata). Esta es una acción improvisada, y los grupos revolucionarios se lanzan a una insurrección finalmente derrotada. El gobierno y el Estado mayor militar terminan por aplastar a la vanguardia obrera.

La noche del 15 de enero, Karl Liebknecht y a Rosa Luxemburgo son descubiertos y detenidos por un destacamento de Freikorps. Cuenta una testigo que Rosa “llenó una pequeña valija y tomó algunos libros”, pensando que pasaría otra larga temporada en la cárcel. Cuando Rosa es arrastrada escaleras abajo es golpeada en el estómago. Al salir por la puerta, un soldado la golpea con la culata de su fusil en la cabeza. Agonizante, la cargan en un coche, donde le disparan en la sien. Después su cuerpo fue tirado desde un puente al Canal de Landwehr, hundiéndose en las sombrías aguas. Una fotografía de la época muestra a los soldados responsables de su asesinato celebrando al día siguiente.

Con la represión desatada por el gobierno socialdemócrata y el Estado mayor, miles de obreros revolucionarios fueron asesinados y otros miles encarcelados. A mediados de enero de 1919, la derrota de la revolución ya era inevitable. Sin embargo Rosa estuvo siempre convencida que las lecciones de estas revoluciones, así como las enseñanzas de la caída de la Comuna de París y otras luchas de la clase obrera, permitirían preparar la victoria futura de la revolución.

La inevitabilidad de la revolución y el triunfo decisivo de la humanidad la hicieron afirmar que: “La revolución, se elevará de nuevo con estruendo hacia lo alto’ y proclamará: ¡Fui, soy y seré!” y en otro texto “En este momento basta mirar a nuestro alrededor para comprender qué significa la regresión a la barbarie en la sociedad capitalista. Esta guerra mundial (la de 1914) es una regresión a la barbarie.”

A 100 años de su muerte la vida de Rosa Luxemburgo se puede resumir como combate permanente por la revolución, contra el imperialismo y contra las burocracias reformistas.

2 comentarios en «Rosa Luxemburgo, a 100 años de su muerte»

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